Cueva de Ardales y Sima de las Palomas de Teba se sitúan en el sur de la península Ibérica, en la provincia de Málaga, dentro del surco Intrabético, entre la depresión de Antequera y la serranía de Ronda, en el sector occidental de la Cordillera Bética.

Se ubican en la comarca de Guadalteba, y están vinculadas a las cuencas fluviales de los ríos Guadalhorce, Gaudalteba y Turón, en un medio natural de gran interés biogeográfico y de gran complejidad geológica.

Se emplazan en los rebordes montañosos subbéticos que rodean la Bahía de Málaga, actualmente a unos 50 Km de la costa mediterránea, distancia que osciló entre 60-65 Km en momentos fríos del Cuaternario.

Geológicamente esta zona se sitúa sobre las calizas jurásicas del Penibético/Subbético interno, en la unidad Bonella-Capellán. El territorio inmediato cuenta con numerosos recursos de agua, fauna, vegetación, madera, materias primas silíceas.

En este entorno natural se han documentado ocupaciones humanas al menos, desde el Pleistoceno medio y en el Pleistoceno superior, con registros depositados en las terrazas de los ríos Turón, Guadalteba y Guadalhorce, y en yacimientos situados en abrigos y cuevas.

Cueva de Ardales tiene una dilatada historia integrada en tres siglos. Se descubrió en abril de 1821, como consecuencia de un doble terremoto ocurrido en el mar de Alborán. Las primeras referencias impresas se deben a Sebastián de Miñano (1845), Francisco María Tubino (1878) y Gabriel Puig y Larraz (1897). Una mandíbula fue expuesta en la Exposición Universal de París de 1878. Estos hallazgos se enmarcaron en el debate del Evolucionismo del siglo XIX.

Tuvo una explotación turística por Doña Trinidad Grund, que compró la cueva y realizó una habitación y acondicionamiento para visitas de los bañistas del balneario de aguas sulfurosas de Carratraca, siendo una de las primeras cuevas turísticas de Europa.

Un hito importante fue la visita, en primavera de 1918, del prehistoriador francés Henri Breuil, acompañado del investigador malagueño Miguel Such. Breuil realizó un primer estudio del arte paleolítico que publicó en la revista francesa L'Anthropologie, en 1921. Esto le dio una gran proyección en estudios académicos entrando en la bibliografía internacional.

La cueva tuvo una etapa de abandono tras la Guerra Civil. En 1981, espeleólogos de la Sociedad Excursionista de Málaga, con la coordinación de Pedro Cantalejo realizaron estudios y una nueva topografía, colaborando con el arqueólogo José Luis Sanchidrián.

En 1985 el Ayuntamiento de Ardales promovió su protección, recuperación y estudio, con un equipo formado por María del Mar Espejo, Pedro Cantalejo, Federico Ramírez y Manuel Cisneros, incorporándose poco después José Ramos para el estudio de la arqueología prehistórica y Juan José Durán para la geología.

El Ayuntamiento de Ardales promovió ante la Junta de Andalucía la reapertura controlada de la cavidad en marzo de 1992 y paralelamente el CSIC comenzó estudios de control ambiental. Se estableció un control de visitas reguladas. Se realizaron numerosos estudios arqueológicos y de arte prehistórico coordinados por Pedro Cantalejo, Mar Espejo y José Ramos.

A partir de 2011, y como consecuencia del convenio de colaboración firmado entre la Universidad de Cádiz, el Neanderthal Museum de Alemania y el Ayuntamiento de Ardales, y con la aprobación de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, se afrontó, por fin, la excavación arqueológica de varios sectores del yacimiento, centrándose los sondeos en tres zonas: 2, 3 y 5. Tras estos primeros trabajos (2011-2014) se ha realizado un Proyecto General de Investigación (PGI) (1995-2024) con dirección de José Ramos y Gerd-C. Weniger, que ha documentado una amplia secuencia de ocupaciones prehistóricas y estudios de arte paleolítico.