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Julio Mariscal: el poeta de la tierra

Julio Mariscal Montes nació en Arcos de la Frontera, el 18 de noviembre de 2022 y murió en Jerez de la Frontera el 29 de noviembre de 1977. Fue maestro nacional y poeta. 

Hijo menor del matrimonio formado por Aurelio Mariscal Sandoval, comerciante de tejidos y Josefa Montes Yyázquez. Julio Mariscal quedó huérfano de padre con once años y estuvo muy vinculado emocionalmente a su madre.

Se sintió atraido por la poesía ya en la adolescencia. La literatura le sirvió de desahogo, de vehículo de expresión y de motor existencial.

Tras cursar estudios en el colegio de Nuestra Señora de las Nieves, se matricula en la Escuela Normal de Magisterio de Cádiz (1945-1949), donde conoció a los jóvenes poetas que publicaban la revista El Parnaso (1948-1950), luego convertida en Platero (1950-1954), de la que sería cofundador.

Como maestro, desde el año 1950 a 1957, estuvo destinado, sucesivamente, en Cádiz, El Bosque, Espera y Santa Bárbara de Casas.

Desde 1957 a 1967 vive en Paterna de Rivera, donde se acentuó su pasión por el flamenco. 

El escritor encontró en Paterna unas   raíces flamencas muy profundas que de alguna manera le sorprendieron.

De hecho, los cantaores de la vecina localidad comenzaron a publicar sus discos con la colaboración de Julio, que rápidamente se ligó con el círculo cultural de la población. Llegó a ser hermano mayor de la hermandad de La Soledad.

Además, fue en Paterna donde Julio Mariscal fue visitado por autores tan insignes como Gerardo Diego, Gloria Fuertes o Fernando  Quiñones.

En 1967 vuelve a Arcos de la Frontera, su pueblo natal.

Julio formó parte de la llamada Generación de los cincuenta, junto a Caballero Bonald, Fernando Quiñones, Ángel González, Claudio Rodríguez, Gil de Biedma y otros poetas.

Además, mantuvo una gran relación epistolar con todos ellos.

Julio Mariscal Montes, poeta existencial y fatalista, se volcó en tres grandes temas: el amor, Dios y la tierra

Son mis tres temas. Ya lo habrás comprobado: Dios, el amor y la tierra. Dios como una reafirmación de la existencia. El amor como un sustituto terreno de Dios y la tierra como su obra. Pienso que después de lo que he dicho mi único tema es El. Párrafo de la entrevista realizada por el poeta Antonio Hernández y publicada en La estafeta literaria número 472 (1971)

Siguiendo a María del Carmen García Tejera (Almáciga de olvidos, 1999), el amor tiene una vertiente romántica, ausente, nostálgica y prohibida; la tierra va ligada tanto a la vida como a la muerte; y Dios es el supremo anhelo, una búsqueda constante en su poesía.